segunda-feira, 21 de março de 2016

¿Cuando decidiste que eres lo que ves?


Laura Zalenga


¿Cuando decidiste que eres lo que ves? Es más, ¿quién te puso ese nombre que a mi entender no tiene ningún significado?

¿Por qué te maltratas y dejas que los demás lo hagan? 
Me duele. Me dueles. Porque te has perdido.

Estoy harta, vamos allá:

Gorda, flaca, fea, bajita... ¿Todo esto lo eres en comparación a qué, a quién? 
Desnúdate y ponte delante de un espejo, de cualquiera, de tu habitación, del baño, de un escaparate en plena calle principal.
Olvídate del mundo, de este mundo y de sus gentes, estás sola, no existe nadie más...entonces, ¿como te juzgas si no hay patrones con los que compararte? Ningún referente de belleza superficial, ningún interés sexual para que seas diferente. Ahora, como te ves?

Yo te lo digo: ÚNICA.

Cuando le pones un nombre despectivo a tu cuerpo , él se entristece, cree que no merece ser honrado y feliz, entonces tu mente se bloquea y tú vives así, desconectada de tu templo...ya no rezas en él, no lo amas por las noches o a cualquier hora, no le regalas el placer de danzar libre por todos los rincones del planeta, por todos los cuerpos que quieran unirse a él...

Cuando te vas a dormir lo haces con tu cuerpo, sois el mismo Ser, continente y contenido, no puedes tener ganas de liberarte si antes no te liberas de tus falsas percepciones basadas, claro está, en la depravada visión que debe tener un cuerpo de mujer, nada más lejos de la realidad natural, fecunda y poderosa de la cual está formado tu cuerpo de Diosa.

Escúchalo! Quiere danzar enorme, enroscarse y desenroscarse en sí mismo, dar vueltas, que lo comprimas y descomprimas, que lo liberes de la dramática condena a la que está sometido. Que te hagas el amor todos los días.

¿Por qué vives tan despegada de ti? 
¿Por qué te da tanto miedo decirte Te Amo, quitarte el jersey de cuello alto que te puso la depresiva muñeca Barbie y sentirte como la Gran-Diosa Madre que todo lo puede?

Vamos! A mi no me vale, aquí, sobre Pachamama, debemos bailar todas y a poder ser desnudas.

Por una vez compárate con un gran árbol de fuertes raíces y enormes ramas que se yerguen hacia el cielo. 
Intenta imitar eso, tu cuerpo te amará y tu empezarás a respetarte.



Rous Baltrons



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