quarta-feira, 9 de julho de 2014
Las brujas, todas juntas, pueden cambiar el Mundo
Seguramente la mayoría de las mujeres cuando somos jóvenes no soñamos con llegar a ser Ancianas.
Quizá pensaste que te casarías, viviríais felices, y comeríais perdices, tendrías los hijos ideales, y…
puedes seguir tú.
Ahora es el momento de pensar en ello y conseguir que la acción de llegar a ser anciana y convertirse en bruja sea un supremo logro interior característico de la tercera fase de la vida….
La palabra “anciana” aún posee un matiz malicioso si sugerimos que una mujer puede aspirar a convertirse en una de ellas.
Llegar a ser anciana es un potencial, más parecido a un talento inherente, que precisa ser reconocido y llevado a la práctica para desarrollarse.
Esta presencia sabia de la psique madurará cuando confiemos en la existencia de una bruja en nuestro interior y comencemos a escucharla. Es entonces, en el silencio de nuestra propia mente, cuando debemos prestar atención a sus percepciones e intuiciones y actuar en este sentido.
Las cualidades de la anciana no se adquieren de la noche a la mañana.
Una persona no se convierte en una anciana hecha y derecha automáticamente después de la menopausia, así como tampoco por el mero hecho de volverse vieja una se vuelve más sabia.
Sin embargo, hay unas décadas tras la menopausia en las cuales podemos crecer psicológica y espiritualmente.
Convertirse en anciana tiene que ver con el desarrollo interior, y no con la apariencia externa. Una anciana es una mujer que posee sabiduría, compasión, humor, valentía y vitalidad. Es consciente de ser verdaderamente ella misma, sabe expresar lo que sabe y lo que siente, y emprender una acción determinada cuando es necesario. No aparta los ojos de la realidad, ni permite que se le nuble la mente. Puede ver los defectos y las imperfecciones en ella misma y en los demás, pero la luz con la que los ve no es severa ni enjuiciadora. Ha aprendido a confiar en sí misma hasta saber lo que ya sabe…
Las cualidades de la Bruja son los rasgos distintivos a través de los que una Anciana se distingue (como mujer o como arquetipo).
Las brujas poseen la capacidad de alterar las cosas.
Lo que digamos y hagamos podrá cambiar un modelo familiar disfuncional.
Con nuestro consejo podemos animar y facilitar que otras personas crezcan y florezcan.
Podemos ser una influencia curativa determinante.
Incluso podemos crear un efecto ola a lo largo de las generaciones venideras o en las instituciones y comunidades.
Con visión e intención, y dada su presencia numerosa e influyente, las brujas, (las ancianas sabias), todas juntas, pueden cambiar el Mundo.
Jean Shinoba Bolen
in, “Las brujas no se quejan”
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