sexta-feira, 30 de outubro de 2015

Las palabras vuelan, se las lleva el viento...



Las palabras tienen un efecto liberador, como si el hecho de nombrar el peso de la carga, lo aligerase.
Las palabras flotan y viajan, llegan a mundos poblados por otros y ponen límites, fronteras, aclaraciones, sentimientos y conexiones.
Con las palabras protejo mi mundo y a la vez lo comunico. Son membranas permeables que aceptan nutrientes y escupen los tóxicos
Las palabras me penetran, convirtiéndolas en mi cuerpo, en una parte de mí que se instala en los músculos y me dispone a actuar. O me disponen a recibirte, integrarte, interiorizarte con los cambios que provocan tus verbos en mi carne
Las palabras son también lamentos. Algunas de mis palabras no han tenido efecto, no me respondes, haces como si no oyeras, como si no hubieran sido dichas, como si nunca me hubieras hablado, como si nunca hubieran existido.
Estas palabras-lamento servirán a otros, que como yo, hayan hecho volar las letras que no han llegado a ninguna parte.
Las palabras vuelan, se las lleva el viento...

Ana Cortiñas Payeras

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