quarta-feira, 21 de outubro de 2015

El mito del amor eterno




Felicidad conyugal imperecedera, infinita, inagotable.
"Reloj no marques las horas": presente continuo.

Si el amor tiene su propia inercia, su propia dimensión temporal, si es inmortal e indestructible, ¿qué papel juega uno en su mantenimiento?
Una vez instalado, ¿el amor manda?
¿No puedo acortarlo, alargarlo o modificarlo?

Es el síndrome de la asfixia amorosa: el amor no te toca, sino que se incrusta por siempre.
Y hay más: si nos gusta el pensamiento mágico o somos amantes de la Nueva Era, el amor puede sentirse en quinta dimensión: no solo funciona en esta vida sino en las otras.
Fusión total e irremediable, almas gemelas que vagan por el cosmos hasta reencontrarse nuevamente para alcanzar el amor perfecto.


Por desgracia para los soñadores, el enamoramiento o amor romántico es de tiempo limitado (más o menos de dos a tres años).
El amor pasional, si no haces nada para mantenerlo activo, tiende a bajar, esa es su dinámica natural.


Un pacto inteligente: 
"Hasta que la muerte nos separe, 
si todo va bien…".



Benjamín Franklin decía:

"Ten los ojos bien abiertos antes del matrimonio, y medio cerrados después". 


Llámese casorio, noviazgo o relación de amantes, la "atención despierta" es imprescindible para sobrevivir en pareja.


El mito del amor eterno lleva implícito la idea de la certeza. 
Si ya me enamoré y soy correspondido, se acabó definitivamente la soledad y ya no habrá incertidumbre sobre mi futuro afectivo.


Walter Riso

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