El corazón no cabe en el puño. Late tan fuerte y con tanta energía que crece enorme hasta salir fuera del pecho.
Mi corazón es un armario. Tiene muchos cajones en los que guardo los amores y los pétalos secos de las rosas que me regalaron. Hay palabras y frases recogidas en cuadernos en los que se cuentan historias.
Ir vestida de corazón es como ir a tumba abierta, rodando por los caminos, vulnerable a los encuentros.
Mi cuerpo está hecho de corazón y los pasos se dan por los caminos del deseo. Y no siempre recojo lo que amo porque a veces se ama a quién no te quiere, o no quiere quererte o desea quererte pero no puede. No es fácil tener un cuerpo-corazón en un mundo de anoréxicos carnales, masoquistas del afecto.
¿Qué hacer cuándo te hacen daño? ¿cuándo sentir lo que sientes no puede esconderse? ¿cuándo negar la realidad te alejaría del núcleo-imán del centro de tu tierra?
Si no puedo vivir sin mi corazón lo volveré más grande. Aprenderé a leer los miedos, las inseguridades, intuir las auras, desarrollar las cualidades del alma. Aprenderé a protegerme sin traicionarme, desarrollando las cualidades de las viejas hechiceras, volverme un poco bruja, convertirme en chamana. Aprenderé a transitar el país de las sombras, a ver sin luz y a escuchar el silencio, invocaré los espíritus-guías y curtiré las tripas del alma...
Todo antes que mutilarme
Aina Cortiñas Payeras
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