sábado, 12 de junho de 2021

XXXIV

 

Edward Lettau





Como el ratón en la trampa, acabo de caer, sin comprenderlo 
todavía, en esta extraña trabazón de alambres, en esta 
imprevista jaula de dolor físico.

Hubo un tiempo en que me tenía por un águila avezada a clavar 
en el sol las finas garras; y otro en que la delgadez de mis 
tobillos me hacía pensar en los de la corza inquieta, hecha a 
todas las fugas.

Pero hoy acabo de descubrir que sólo soy un ratoncillo aterrado 
en el fondo de un mecanismo artero, una miserable criatura 
cautiva de un poder terriblemente físico y misterioso, que no 
suelta ni mata, pero que se interpone entre mi cuerpo y el 
mundo en que este cuerpo se movía.

Y aún deja el nuevo amo que me engañe, aún deja que yo vea, 
sin haberse cambiado de sus puestos, el aire, la luz, los 
horizontes que eran míos y donde ahora huyo sin huir, muerdo 
sin morder, espero sin saber qué van a hacer conmigo.



Dulce María Loynaz






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