Edward Lettau
Como el ratón en la trampa, acabo de caer, sin comprenderlo
todavía, en esta extraña trabazón de alambres, en esta
imprevista jaula de dolor físico.
Hubo un tiempo en que me tenía por un águila avezada a clavar
en el sol las finas garras; y otro en que la delgadez de mis
tobillos me hacía pensar en los de la corza inquieta, hecha a
todas las fugas.
Pero hoy acabo de descubrir que sólo soy un ratoncillo aterrado
en el fondo de un mecanismo artero, una miserable criatura
cautiva de un poder terriblemente físico y misterioso, que no
suelta ni mata, pero que se interpone entre mi cuerpo y el
mundo en que este cuerpo se movía.
Y aún deja el nuevo amo que me engañe, aún deja que yo vea,
sin haberse cambiado de sus puestos, el aire, la luz, los
horizontes que eran míos y donde ahora huyo sin huir, muerdo
sin morder, espero sin saber qué van a hacer conmigo.
Dulce María Loynaz
Dulce María Loynaz
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